Últimamente se ha puesto de moda una
situación sentimental o estado civil… como quieran llamarle… el caso es que me
he topado con la sorpresa de ver como la condición de “La otra” se hace cada
vez más popular... No pretendo escribir un juicio sobre esta conducta pues como
diría Jesucristo… ”el que esté libre de pecado que lance la primera piedra”. Y
sí es verdad… simplemente no podemos decir “a mi no me pasará nunca”, así que
no pretendo juzgar sólo hablar de lo que en mi experiencia personal puede
aportar.
Así como las drogas, la condición de ser
“la otra” llega a toda clase de mujeres, de todas las clases sociales, de todos
los niveles educativos y de todas las clases de profesiones u oficios. A
veces las circunstancias de la vida, sin
querer, nos colocan en esa posición… lo mismo le puede pasar a la muchacha que
trabaja en la casa de un matrimonio como personal de limpieza, como le puede
pasar a la super empresaria, profesionista y exitosa… La raíz del problema,
desde mi punto de vista comienza en el amor.
Sigo insistiendo en que no pretendo juzgar,
pero comencemos por el amor propio, a veces nos llegamos a sentir tan poca cosa
que se nos hace fácil pensar que quien nos vea con otros ojos ya es un favor
divino… y puede que el historial de por qué te sientes así puede venir desde
muchísimos años atrás y tal vez jamás si quiera lo percibiste. Aquella niña
tímida a la que nadie le hablaba en la escuela, que tenía una o ninguna amiga,
con la que nadie quería jugar o a la que nadie escogía para los equipos; o
aquella niña cuyo interés estaba más en estudiar y sacar buenas calificaciones
que en salir corriendo a relajarse en un juego en el recreo… y lamentablemente
son conductas que se van adoptando con más fuerza conforme pasan los años…
Y así llegas a un punto en que caes en
cuenta de la falta de relaciones que has tenido… siempre siendo la amiga de la
letra bonita o de los buenos sentimientos, pero jamás a la que invitan a bailar
en una fiesta o por la que se mueren los muchachos por agradar, o la que
simplemente está allí para solucionar los conflictos amorosos de los demás,
olvidándote incluso de tus propias necesidades.
Y de pronto pasa lo increíble… alguien… un
hombre, se interesa en tu trabajo, en tus platicas, en tus ideas, y hasta en la
forma en como sonríes… y de pronto pasas a ser la “amiga buena onda” a “una
posibilidad”… pero oh sorpresa!! O es casado, o tiene novia!!!
Lo ideal sería que en ese momento te
despidieras con toda la dignidad del mundo… pero no! Eso no pasa!... lo peor del
caso es que aunque podría en este momento culpar a los hombres infieles no
puedo hacerlo, dado que de alguna manera el problema verdadero ni siquiera está
en ellos sino en las mujeres que aceptamos esas condiciones. Se nos hace tan
maravilloso el hombre en cuestión que bueno aceptamos que no podría ser tan
perfecto, algún defecto debía tener, y es justamente ser un hombre
comprometido.
No nos sentamos a analizar que hay algo que
se llama dignidad y respeto propio porque el “amor” que llegamos a sentir por
él perdona absolutamente todo!... y es triste porque esa clase de amor es la
que más hace daño. Seamos objetivas… creamos un poco en las casualidades de la
vida y demos el beneficio de la duda al susodicho… supongamos que de verdad nos
aman con pasión… bueno pues el amor son hechos no simples palabras… así que
nada mejor que romper sanamente la relación anterior y comenzar a tu lado una
nueva, no crees?
Lo que empeora las cosas es el hecho que a
veces amamos a tal grado que somos capaces de aceptar las condiciones… te
conformas con un poco… al fin es mejor que nada… te conformas con verlo un par
de horas o a lo mejor todo el día (si trabajan juntos) pero te torturas cuando
al llegar la noche sabes que va a ver a la novia o esposa… que es con ella con
quien sale al cine o a cenar, y por su puesto es ella con la que pasará la
noche…
A veces tanto amor empaña esos detalles…
pues finalmente ser “la otra” incluso te puede parecer llegar a tener tus
ventajas… pero no es precisamente lo que tu razón te diga que está correcto…
recuerda que hay algo de por medio llamado amor propio… una vez una amiga me
dijo lo siguiente: “tienes derecho a ser la princesa del cuento” en una
película hay una frase que dice “eres la actriz principal y te comportas como
la mejor amiga”… ahora calcula cuantas veces repites su nombre al día?? Y
cuantas repites tu propio nombre?? Estás anteponiendo más su persona y
bienestar al tuyo propio? Te busca y te consiente cada vez que cómodamente
necesita de ti algo? Te llama diciendo que te extraña para hacerte el amor y
luego se va?
Te dice que eres la mujer de su vida pero que no puede dejar a su
novia o esposa…?? Cuantos años has esperado a que sus hijos terminen de crecer
para comprender el divorcio anunciado de sus padres? Esperas que un día llegue
y jamás se vuelva a ir? A cuantos cines han asistido durante su relación en
comparación con los moteles?
Suena cruel lo sé, pero es más cruel que
sigas vendada de ojos haciéndote a la idea de ser “La otra”… esa zorra maldita
que siempre llevará la etiqueta de resbalosa y ofrecida… no te engañes, pues a
pesar de que las cosas sean diferentes o argumentes que son de otra forma,
siempre serás la bruja que se metió en la relación y que la fracturó… porque
eso si las mujeres somos expertas en ofender y pelear a desgarrarnos por un
hombre que por cierto solo se sienta cómodamente a ver como se pelean por el…
eso les encanta a muchos, les excita ver a sus dos mujeres peleando por un
premio… él.
Y somos tan ciegas que es mejor propinar
ofensas a “la otra” en lugar de ver donde está el verdadero culpable… y que lo
amamos tanto que hasta para eso le servimos… de espectáculo, es nuestro juez…
que feo se oye no??? Y saben que es lo peor del caso… que la novia o esposa
siempre terminarán diciéndote una verdad inminente (independientemente de si lo
dejan o no): “el me ama a mi! Tu solo eres una zorra más de su lista, una
aventura que al rato se le olvida, yo soy su esposa /novia y no me va a dejar
por ti”…. A ver discútele eso??? Demuéstrale que está equivocada??? Que difícil
no?
Más allá de lo que diga la gente, más allá
de los sentimientos, las palabras o los dichos… si tu no te das cuenta del daño
que te puede hacer ser la secundaria de la obra nadie lo hará por ti,
finalmente nadie absolutamente nadie gana o pierde nada por que tu seas “la
otra” sólo alimentar el morbo (y eso a veces).
Creo que es hora de sentarte y calcular tus
pros y tus contras… =)
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